sábado, marzo 18, 2006

Homo Compětere

Tiempos bellos eran esos donde los amigos eran amigos. Tiempos aquellos en que el compadre no quería ganarle a su amigo en todo. Cuando jugaban el partido, uno le decía al otro:”Qué buen pase me diste,¡gracias a ti he anotado un gol!”.

Aun soy joven, he vivido algo, quizás el cuarto de la vida, o quizás la mitad, o quizás ya la he vivido casi entera, ¿cuándo llegará ese fin? No lo sé. Cuando me di cuenta de esto, creo que comencé a comprender el significado de la vida, que según mis juicios desde aquel día, no es competir y alienarse con cosas ajenas que incorporo artificialmente a mis intereses, sino que perfeccionar lo que sé, para así ser mejor, yo mismo. Persuadir a los que me rodean a que sean mejores y disuadir a que no compitan con otros. Me preocupado desde ese momento(¡aun lo recuerdo! Fue en el norte, caminando por el desierto oscuro bajo las estrellas, comprendiendo la perfección de todo lo que nos rodea)de no hacer el mal, desde el más mínimo hasta el más grande, desde el menos superficial hasta el más superficial, puedo entender que no soy el padre de los Jueces para poder evaluar cuál es el mal y cuál es el bien siempre, ya que hoy queda todo supeditado a la competencia y de esa acción es de la que más me he ocupado, de no competir con los demás, sino que superarme a mi mismo.

Este mundo funciona sobre la base de un sistema que tiene una ley que se regula sola(así dicen, la oferta y la demanda actúan por sí mismas regulando los mercados), esa ley es la que regula la competencia, ya que la competencia es la base para que éste sistema funcione(aunque los monopolios son cada vez más comunes), por lo que la competencia quizás se ha convertido en algo casi genético dentro del hombre. Pero sin duda alguna hace que el mundo en vez de evolucionar o progresar hace lo contrario, aunque sea gran generador de riquezas, pero al mismo tiempo de diferencias, de pérdida de identidad, de alienación, o como dijo Jean Jacques Russeau: el sistema corrompe al hombre, de la forma en que el hombre transforma todo su amor propio en competitividad, y termina alienándose, ya no le importa lo que él es, sino lo que la gente pensará de él, ahí el hombre se corrompe.

Ese ejemplo es uno más de los que sostienen que la competencia no es buena. La competencia es lo que hace que el mundo no evolucione, hace copiar cosas ajenas y

olvidar las propias, y así poder destacar más que el otro. Además de hacer que el propio autoestima se vaya cada vez más al suelo, por no poder ser alguien auténtico, creyendo que mis intereses no son los adecuados, por eso acojo los de otro, que si lo son(¿por qué lo serían?). Y convencido que tratando de superar al hermano terrestre en lo que él hace, que antes a mi no me interesaba, voy a ser mejor.

He conocido gente que piensa como yo, y no intenta superar a su amigo en todo, sino que procura apoyarlo para que logre sus metas. He conocido gente que no piensa como yo, y constantemente trata de superar a su amigo en todo, hasta le coquetea a la polola de su amigo, y así poder decirse sí mismo”viste que también puedes”.

Con esto que digo, la amistad pareciera que pasara a una relación que no sé si debería llamarse amistad, o sea es una relación de competencia, que en vez de ayuda sólo crea rencores. O quizás si deba llamarse amistad, ya que ambos se están ayudando a sentir capaces de lo que quieran, probándose a sí mismos con su amigo lo que pueden hacer, sin importar lo que pueda sentir su amigo, frustración, decepción, rencor, etc, ya que el también podrá hacer lo mismo, porque, ¿para qué están los amigos?... Horrible, ¿o no?.

Vamos a tocar un tema mucho más trascendental. En un ramo que me imparten en la carrera Ciencia Política, llamado Metodología de la Investigación en la Ciencia Política, nos estaban pasando los cánones de la ciencia(criterios de certeza que debe tener la ciencia) y dentro de ellos llegamos al tema de la gratificación de un científico y un empresario, al empresario se le reconocen más sus logros en formas monetarias, al científico en forma de reconocimientos, pero para un científico es mucho más difícil obtener logros, y por ello no comparte información crucial con otros laboratorios para la obtención de medicinas para nuevos tratamientos de enfermedades, o quizás hasta para alguna vacuna para el VIH. Eso es producto de la competencia.

No sé si el comienzo de mi trabajo habrá sucedido alguna vez, pero todos los días mi madre me dice que el mundo está más competitivo. Yo he observado y observo diariamente

las muestras de competitividad, en mi día a día. Por ejemplo, cuando estoy en pruebas veo a compañeros míos, alumnos que para poder destacar en sus notas no tienen ningún pudor en sacar un canevas(en lenguaje estudiantil conocido como torpedo), y no es por temor a echarse a echarse el ramo, algunos si, pero la mayoría es para tener las mejores calificaciones; otros que conversan con sus amigos discutiendo de quién jugó mejor a la pelota, o de quien es la polola más linda(como si eso importara, porque la polola es para uno y no para los demás) con esos comentarios: “Si tu polola tiene bigotes, o tiene cara de mono, o es gorda” o mil cosas más que se pueden decir, pero ¿con qué fin?. Con el único fin de competir.

De la competencia se desprende este sistema, que ha llevado al mundo a la peor devastación que ha sufrido en su historia, pero en sólo 50 o 60 años, que son los que el sistema lleva funcionando casi plenamente y en los últimos 15 plenamente. Deforestación de las grandes junglas, la extinción de miles de especies vivas(que jamás se recuperarán) nuestros hijos no las verán, como yo no pude ver algunas, quién sabe si mis nietos podrán ver al Tigre de Bengala, que hoy sólo quedan 500 especies vivas. También ha producido la reducción y hasta cambios absolutos de algunos ecosistemas, sin mencionar los que han desaparecido completamente. La explotación hasta del mismo ser humano(los buques factorías son un ejemplo vivo de aquello, por no mencionar otros miles que suceden actualmente, y si entramos a estudiar la historia encontramos miles más que no cabe mencionar).

Por estas razones apelo por un mundo de solidaridad, de compañerismo (compañero es aquel que comparte el pan, llamo a compartirlo sin después cobrarlo), de apoyo y no de competencia.